La colocación de empastes es una de las medidas más tomadas por los dentistas en sus consultas. Solución de una habitual patología como la caries que evita riesgos mayores para la salud bucodental. Estas reparaciones necesitan un mantenimiento, un cuidado, que debe tenerse en cuenta, para evitar daños mayores.
Al igual que sucede con nuestras piezas originales, los dientes, y en general todo su entorno necesitan una higiene completa. Gracias a ella los empastes se mantienen en condiciones y pueden alagar su vida útil. Se recomienda el uso de gel especial con flúor para fortalecer tanto el empaste, como el esmalte. Sin olvidar el hilo dental para las zonas donde no llegue el cepillo y el enjuague que acabará con las bacterias que producen la caries.
Un gran enemigo del empaste es el bruxismo. Una práctica que consiste en apretar o rechinar los dientes y que perjudica gravemente al relleno. Esta acción que se produce en repetidas ocasiones durante la noche acabará provocando fisuras en la reparación de la pieza dental.
Especialmente, en los primeros días tras el tratamiento, deben evitarse algunos alimentos como los chicles, que pueden causar el desprendimiento del empaste, si este no está bien asentado. Así como las comidas muy frías o muy calientes que producen molestias, generando sensibilidad dental.
Los síntomas que advierten de desgaste en los empastes comienzan con el aumento de la sensibilidad. Una dolencia que sobrevendrá tras tiempo después de su colocación. Pueden detectarse, asimismo, grietas sospechosas o que parte del relleno ha desaparecido. Toma nota: si sientes sensibilidad, presión cuando comes o dolor agudo es el momento de acudir a Clínica Real, nosotros lo solucionaremos.