Cuando sufrimos un fuerte traumatismo en el diente y el nervio muere, puede llegar a observarse un cambio de color en el esmalte e incluso puede llegar a aparecer un molesto quiste o granuloma en la encía. Es por eso que estas situaciones se recurre a la apicectomía.
¿Qué es la apicectomía? Este procedimiento quirúrgico ayuda a acabar con el problema dental tanto desde la raíz como desde los tejidos adyacentes. La técnica en concreto, consiste en practicar una incisión en la encía y en la zona próxima a la pieza dental y a los tejidos adyacentes. A la hora de cerrar la abertura, se sella con una sustancia llamada material trióxido agregado (MTA) cuyo propósito es evitar nuevas infecciones y cualquier tipo de filtración.
Esta operación es muy sencilla, suele durar entre 60 y 90 minutos y se utiliza una anestesia local.
¿En qué casos podemos emplear este tipo de operación dental?
- Cuando lo endodoncia no ha sido suficiente.
- Cuando no es posible acceder al ápice de la raíz.
- Si existen falsos tratamientos de conducto en el diente o si alguno de ellos se ha fracturado.
Además, se considera que la apicectomía contiene una tasa de éxito superior al 80% y gracias a esta se logra en multitud de ocasiones conservar el diente.