Cómo ya hemos señalado en anteriores entradas de nuestro blog, los dientes se desarrollan de dos formas, a partir de unos dientes temporales y unos dientes permanentes. La dentición temporal debe conservarse integra hasta que tiene lugar el cambio, pero en algunos casos se producen pérdidas prematuras que pueden ocasionar un grave problema para la formación y el desarrollo de la dentadura definitiva. Para ello los odontólogos utilizamos el mantenedor de espacio.
Cuando se ocasiona la pérdida temprana de los primeros dientes, el espacio que estos ocupan se irá cerrando poco a poco por los dientes que aún están en pie. Si las piezas que debían salir en ese emplazamiento vacío no lo hacen pronto, ese espacio se irá cerrando y se producirá una pérdida de extensión. Para ello se utilizan los mantenedores de espacio. El mantenedor es un aparato diseñado para evitar el desplazamiento de los dientes y conservar el espacio disponible para los mismos, cuando estos van cayéndose y aún no ha salido su reemplazo.
El mantenedor de espacio, que se diseña para cada paciente, puesto que hay que contar con la particularidad de cada cavidad bucal, debe colocarse con prontitud, para evitar el desplazamiento de los dientes. Si esto no se hace de forma correcta, cuando los dientes definitivos comiencen a salir, y se produzca esa falta de espacio dará lugar a apiñamiento de los dientes, la oclusión defectuosa o el desarrollo de malos hábitos, como la lengua protráctil.
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